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Journal Article

Citation

Karchmer S. Ginecol. Obstet. Mex. 2013; 81(5): 284-290.

Vernacular Title

Violencia por motivos de género: un precio demasiado alto

Affiliation

Hospital Angeles Interlomas.

Copyright

(Copyright © 2013, Asociacion Mexicana de Ginecologia y Obstetricia)

DOI

unavailable

PMID

23819429

Abstract

Gender-based violence is perhaps the violation of human rights most widespread and socially tolerated. The cost for women, their children, their families and their communities is a significant obstacle to reducing poverty, achieving gender equality and achieving the other Millennium Development Goals (MDGs). The violence is a traumatic experience for any man or woman. But gender-based violence is predominantly inflicted by men against women and girls. This reflects and reinforces inequities between men and women and compromises the health, dignity, security and autonomy of its victims.

It is estimated that worldwide one in five women will be a victim of rape or attempted rape during their lifetime (1). One in three will have been beaten, coerced into sex under duress or otherwise abused, usually by a family member or acquaintance (2). Often the perpetrators go unpunished. Each year, hundreds of thousands of women and girls are trafficked and enslaved millions more are subjected to harmful practices. Violence kills and disables as many women between 15 and 44 years older than the number of cancer victims. And the number of women who see their health is affected by violence than the combined amounts of victims of traffic accidents and malaria (3).

The consequences of gender-based violence are devastating. Survivors often experience during their lifetime emotional disorders, mental health problems and poor reproductive health. Abused women are also at increased risk of HIV infection (4). Women who have been physically or sexually assaulted tend to be intensive long-term health services (5). The effects of violence may also extend to future generations: children who have witnessed abuse or were victims themselves, often suffer lasting psychological damage (6).

Also the cost is high for countries: increased spending on health care, court filings, police and school difficulties, and losses in educational achievement and productivity. In 1996, domestic violence cost women Chile revenue losses amounting to 1,560 million dollars, more than 2% of the GDP of the country (7). A survey in India showed that after an incident of violence, women lost an average of seven working days (8). Domestic violence is a major health risk to Australian women of childbearing age and cause economic losses of 6,300 million per year (9). In the United States, the figure is about 12,600 million annually (10). International financial institutions have also begun to take notice. For example, the Inter-American Development Bank (IDB) is addressing gender-based violence in their loan portfolios (11).

The magnitude and the many variants of gender-based violence

The gender-based violence can be inflicted by intimate partners, members of the family, acquaintances or strangers. Although for a long time it was considered a private matter, the international community now recognizes that gender-based violence is a violation of human rights, whose roots stem from the subordinate status of women. The action plans of the International Conference on Population and Development (ICPD), 1994, and the Fourth World Conference on Women (Beijing), 1995, recognized that the elimination of gender-based violence is a prerequisite for achieving gender equality and the empowerment of women. The term covers domestic violence, sexual abuse and forms of psychological and harmful practices, including female genital mutilation or cutting. Also includes prenatal selection based on the sex of the fetus and female infanticide, extreme manifestations of low social value placed on girls. Systematic rape, increasingly used as an instrument of terrorism during armed conflict, has driven the adoption of important international agreements to protect women and punish the perpetrators of these crimes.


Language: es

Vernacular Abstract

La violencia por motivos de género es tal vez la violación de los derechos humanos más generalizada y más tolerada socialmente. El costo para las mujeres, sus hijos, sus familias y sus comunidades es un obstáculo sustancial para reducir la pobreza, lograr la igualdad entre hombres y mujeres y alcanzar los demás Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). La violencia es una experiencia traumática para cualquier hombre o mujer. Pero la violencia por motivos de género es infligida preponderantemente por hombres contra mujeres y niñas. Esto refleja y refuerza la falta de equidad entre hombres y mujeres; y afecta la salud, la dignidad, la seguridad y la autonomía de sus víctimas.

Según se estima, a escala mundial una de cada cinco mujeres será víctima de violación o de intento de violación a lo largo de su vida(1). Una de cada tres habrá sido golpeada, obligada a entablar relaciones sexuales bajo coacción o maltratada de otra manera, por lo general por un miembro de su familia o un conocido(2). Con frecuencia, quienes perpetran esos actos no son castigados. Cada año, centenares de miles de mujeres y niñas son objeto de trata y esclavitud y muchos millones más están sujetas a prácticas nocivas. La violencia mata y discapacita a una cantidad de mujeres de entre 15 y 44 años de edad superior al número de las que son víctimas de cáncer. Y el número de mujeres que ven su salud afectada por la violencia es superior a las cantidades combinadas de víctimas de accidentes de tránsito y de paludismo(3).

Las consecuencias de la violencia por motivos de género son devastadoras. Las sobrevivientes suelen padecer a lo largo de toda su vida trastornos emocionales, problemas de salud mental y mala salud reproductiva. Las mujeres víctimas de abuso también corren mayor riesgo de infectarse con el VIH(4). Las mujeres que han sido atacadas física o sexualmente tienden a utilizar intensamente y a largo plazo los servicios de salud(5). Los efectos de la violencia también pueden alcanzar a futuras generaciones: los niños que han sido testigos de abusos o que fueron, ellos mismos víctimas, suelen padecer daños psicológicos duraderos(6).

También es alto el costo para los países: mayores gastos en atención de la salud; demandas ante los tribunales, denuncias policiales y dificultades en la escuela; además de pérdidas en el nivel educacional y la productividad. En 1996, la violencia doméstica en Chile costó a las mujeres pérdidas de ingresos por un monto de 1.560 millones de dólares, más del 2% del PIB del país(7). Una encuesta realizada en la India indicó que después de un incidente de violencia, en promedio una mujer pierde siete días de trabajo(8). La violencia doméstica es el mayor riesgo de salud para las mujeres australianas en edad de procrear y causa pérdidas económicas por valor de unos 6.300 millones de dólares por año(9). En los Estados Unidos, esa cifra es de unos 12.600 millones de dólares anuales(10). Las instituciones financieras internacionales también han comenzado a tomar nota. Por ejemplo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) está abordando la violencia por motivos de género en sus carteras de préstamos(11).
La magnitud y las múltiples variantes de la violencia por motivos de género

La violencia por motivos de género puede ser infligida por compañeros íntimos, miembros de la propia familia, conocidos o extraños. Aun cuando durante mucho tiempo se la consideró como cuestión privada, la comunidad internacional reconoce ahora que la violencia por motivos de género es una violación de los derechos humanos, cuyas raíces dimanan de la condición de subordinación de la mujer. Los planes de acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD), 1994, y la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing), 1995, reconocieron que la eliminación de la violencia por motivos de género es una condición fundamental para lograr la igualdad entre hombres y mujeres y el empoderamiento de la mujer. El término abarca la violencia doméstica, las formas de maltrato sexual y psicológico y las prácticas nocivas, entre ellas la mutilación o corte genital femenino. También incluye la selección prenatal en función del sexo del feto y el infanticidio femenino, manifestaciones extremas del bajo valor social asignado a las niñas. La violación sistemática, utilizada cada vez más como instrumento de terrorismo durante conflictos armadas, ha impulsado la aprobación de importantes acuerdos internacionales para proteger a las mujeres y castigar a quienes perpetran esos delitos.

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